Una tarde de verano que no tenía nada que hacer fui a dar un pequeño paseo por la playa, el sol estaba por meterse, las nubes de la tormenta recién pasada habían tomado un profundo tono púrpura; el cielo, como fuego saliendo del horizonte estaba teñido de rojo y naranja porque el sol estaba por meterse. Era una tarde muy tranquila con una atmósfera espléndida.
Después de un rato de caminar vi algo que parecía un montículo de piedras cerca de la orilla. Cuando me acerqué, me di cuenta de que era un hombre, probablemente moribundo y que estaba mal herido al parecer por una herida de bala en una pierna que parecía estado sangrando por un buen rato. Al acercarme a él vi que tenía un extraño uniforme puesto, tras revisarlo y pensarlo un poco más me di cuenta de que era un reo que probablemente había escapado de la cárcel que está en una isla cercana. Me sorprendí bastante ya que éste hombre para llegar a esta orilla debió nadar al menos 15 kilómetros y con esa herida no debió haber sido fácil. Prácticamente muerto, la única señal que daba de vida era un ligero temblor que noté en todo su cuerpo. Me senté en una piedra cercana y lo observé por unos diez minutos hasta que abrió los ojos y me lanzó la mirada más fría y llena de odio que he tenido la desgracia de ver, después de esto murió.
Cuando regresaba a casa un poco extrañado por lo sucedido, noté otra cosa extraña en la orilla, algo pequeño que saltaba sin cesar. Me di cuenta que era un pez que había sido escupido por las olas hacia la playa, me acerqué y al verlo luchar por su vida se me llenaron los ojos de lágrimas. Con un nudo en la garganta me apresuré a recogerlo y lo lancé al mar, ahí esperé a que se terminara de meter el sol y me fui a mi casa…
FIN
2 comments:
Oye, ya sé que ya había leido esto, es más ahorita lo releí de nuevo... supongo que ya hasta me lo explicaste... sigo sin captar....:S
Siempre pensé que los cuentos eran reflejo de la forma de ser del escritor, pero este cuento me confunde ese concepto, si bien estoy segura de que un pececito podría moverte hasta las lágrimas, jamás te ubico contemplando a un moribundo por diez minutos sin hacer nada por él.
Es el cuento más loco que he leído, pero como igual estoy loca... me gusta muchísimo =)
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